La Escuela Infantil Intercultural Can ta Chimutrí incorpora el Método Montessori, que se centra en acompañar al infante a desarrollar su autonomía, autorregulación y autodisciplina. Acogemos a niños y niñas de cuatro meses a seis años, agrupados en distintos ambientes, siguiendo los principios formulados por María Montessori: Nido, Comunidad Infantil y Casa de Niños.
El aula Montessori integra distintas edades, lo que promueve naturalmente la socialización, el respeto y la solidaridad. El ambiente preparado en que ha de desenvolverse el niño ha de ser organizado cuidadosamente en espacios cálidos y luminosos, sencillos, estéticos y ordenados, dotados de lenguaje, plantas, arte, música y libros, para fomentar su auto-aprendizaje y su crecimiento, desarrollar su sociabilidad, sus emociones e inteligencia, de tal modo que responda a sus necesidades de orden y seguridad, y a desarrollarse sin la dependencia del adulto. La organización del aula en áreas de trabajo, equipadas con mesas adaptadas a la estatura de los niños para trabajo sentado, prevé lugares abiertos para trabajo en el suelo y estanterías para los materiales en cada sector, organizados de modo sistematizado por escalas de dificultad.
Los pequeños y pequeñas trabajan con materiales concretos, elegidos libremente en el ambiente, los cuales les permiten explorar el mundo real y desarrollar habilidades cognitivas básicas y el pensamiento abstracto. Los materiales Montessori se diseñan científicamente en un contexto experimental dentro del aula, prestando especial atención a la etapa evolutiva en que se encuentra cada niño.
Nuestros educadores están formados por la Asociación Montessori Internacional (AMI). La función del adulto consiste en guiar al niño con respeto, para que conozca el ambiente y se inserte participativamente en él, fomentando el aprendizaje continuo. Los educadores ayudan a los niños y niñas a desarrollar su confianza y disciplina interior.
La concepción que María Montessori tiene del aprendizaje constata que el nivel y tipo de inteligencia de cada individuo se conforma en los primeros años de su vida. A los cinco años –en el ecuador del Segundo Ciclo–, el cerebro del niño alcanza el 80 por cien de su tamaño adulto. Por ello, para cultivar sus potencialidades, la educación temprana es fundamental.