Creada en 1985 con sus recursos por la Asociación Nacional Presencia Gitana –ONG promotora, declarada de Utilidad Pública–, y construida físicamente por gitanos y gaché “de todos los colores”, la Escuela Infantil Intercultural ‘Can ta Chimutrí’ (‘Sol y Luna’, en romanó) viene funcionando desde el curso escolar 1985-1986 como un innovador instrumento socio-pedagógico intercultural, evolucionario, avanzado y precoz, con gradiente gitano, puesto que fue determinante para la concreción y puesta en marcha de la iniciativa. La finalidad de esta utopía de convivencia desde la cuna (su lema fundacional) es la acción socio-educativa de calidad, orientada al desarrollo armonioso, al disfrute feliz y óptimo de las posibilidades de cada criatura que acoge desde su primera infancia (cuatro meses a seis años), mediante la formación infantil general básica para la vida en un mundo definitivamente intercultural, en un contexto inclusivo, laico, abierto, igualitario, cooperativo y de mutuo respeto, donde se aprende y enseña, se vive y convive en la Cultura de Paz.
Desde 2014, la Escuela incorpora a sus peculiares procedimientos, técnicas y estrategias de trabajo el Método Montessori de aprendizaje.
«Can ta Chimutrí» es la primera escuela infantil intercultural de España, cuya apertura y funcionamiento como centro de Educación intercultural fue aprobado por la Secretaría de Estado de Educación del Ministerio de Educación y Ciencia (B.O.E. núm. 88, de 13 de abril de 1994, página 11.223), con código de centro número 28044951.
La Escuela ha sido reconocida por el Consejo de Europa como buena práctica educativa a nivel europeo, en el marco del programa Pestalozzi. Asimismo, el 6 de noviembre de 2018 presentamos nuestra escuela en una de las sesiones del II Foro Mundial sobre las Violencias Urbanas y la Educación para la Convivencia y la Paz, celebrado en Madrid, donde fue seleccionada como modelo educativo.
Algunos de los objetivos del Proyecto:
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promover la equidad de los futuros ciudadanos desde la más tierna infancia, superar aspectos deficitarios, compensar carencias, eliminar prejuicios y exclusiones, y amortizar diferencias negativas de origen o nivel;
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estimular el desarrollo evolutivo de la personalidad del menor (familiar-recibida y aprendida), los buenos hábitos y predisposiciones;
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potenciar sus capacidades y la maduración de su equilibrio personal cognitivo, afectivo, físico, emocional y moral internalizados como modelos de pensamiento y desarrollados en futuras estructuras intelectuales;
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propiciar la interacción de la Escuela con la comunidad educativa del territorio donde se ubica y a la que presta sus servicios;
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conjugar interactiva y sumativamente la diversidad, con la puesta en común de identidades igualmente valiosas y de la diversidad vital concurrente en sus aulas.